Sarito, ¿Bandido o víctima?


Sarito fue un interesante personaje camagüeyano de la decada de 1920 que apenas si tuvo tiempo de hacerse célebre.
Su vida fue fugaz. Nació en nuestra ciudad, fue trabajador agrícola y busca vidas. A los 22 años ya era desertor del Ejercito Constitucional y a los 24 fue muerto en una emboscada sin haber asaltado, secuestrado, robado o asesinado a nadie a pesar del siniestro cartel de bandido con el que se rodeo su figura y que es con el que ha llegado a nuestros días, aunque son pocas las personas que le recuerdan a pesar de las muchas leyendas tejidas en torno a su persona.
De carácter independiente, decidido y alegre Hermenegildo Seara Plaza, “Sarito”, fue un joven soldado que debido precisamente a ese carácter pronto tuvo problema con algunos superiores. Castigado varias veces por indisciplina, un día decidió desertar llevándose consigo las armas y escondiéndose en la entonces intrincada zona del sur de Vertientes, lugar que conocía perfectamente. Sarito, que no pretendía ser bandido ni mucho menos se dedico a vagabundear por la comarca ganándose la confianza del campesinado que en todos los casos le protegían. Fue precisamente esa relación la que inquieto a los grandes terratenientes, preocupados por los simpatizantes y seguidores que iba conquistando el ex militar. Al final le pusieron precio a su captura.
 

Si Sarito tuvo o no conciencia de lo que sucedía en su entorno con la popularidad alcanzada, nunca lo sabremos, pero lo cierto es que por esa época el país estaba infestado de bandoleros dedicados a asaltar y robar casi impunemente y sus víctimas eran por lo general hacendados y ricos comerciantes, hecho que en alguna medida los campesinos miraban como justo castigo a quienes les mantenían en la miseria.
Sin embargo Hemenegildo Seara nunca hizo nada de lo que era dable hacer a un bandido que se respetara, por lo que su figura fue cobrando relieve y comenzó a convertirse en caudillo de decenas que le consideraban un símbolo honesto de rebeldía al que serian capaces de seguir en busca de justicia.
Finalmente, el 21 de agosto de 1921 luego de ser delata, Sarito fue baleado por la Guardia Rural en la finca Rincón de San Pedro. La prensa reaccionaria hizo un gran revuelo, aunque debió de admitir la falta de delitos del desertor, al respecto comento; “La muerte de Sarito trae la tranquilidad a una rica zona en la que el audaz prófugo había vivido mas de un año, sin robar a nadie, pero mantenía la preocupación en los campos … lo que la guardia no podía permitir … Es cierto que Sarito no había matado a nadie, pero tenia dos delitos de atentado a agentes de la autoridad y uno por lesiones graves, causa mas que suficiente para considerarlo un prófugo peligroso, Sarito hirió al cabo Julian Bello, quien con valor sin igual perseguía al desertor y resulto herido por el bandido quedando casi inutilizar de una de sus extremidades”.


En realidad Bello, que había sido amigo de Seara y conocía además su paradero, pidió a su jefe el grado de cabo a cambio de la captura del joven, pues valiéndose de aquella amistad pensaba unirse a el y a la primera oportunidad darle muerte. Sarito conoció del trato y le envío una nota a Bello en la que le felicitaba por su ascenso, pero advirtiéndole que cuando le encontrara “le iba a partir una pata”, y así fue pues el joven era diestro con las armas.
Luego, perseguido y cercado tuvo tres encuentros con el ejército, pero al final cayo en una emboscada en la que recibió dos tiros, su acompañante en aquel momento el campesino Tomas Valero Báez logro escapar pero fue muerto casi un mes después en el barrio de Las Yeguas.
A la entrada del cementerio de Camagüey existe una tarja en la pared izquierda del muro donde solamente se lee “Sarito”. Pocos saben quien se trata la persona enterrada en ese lugar, pero Sarito fue sin dudas para muchas personas en aquella convulsiona época en que les toco vivir, una especie de Robin Hood a la criolla, pero mirando bien las cosas, el joven fue en realidad mas que bandido, una víctima atrapada en aquellos engranes de la sociedad de los inicios del siglo XX.

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