¿Y por fin, porque Camagüey es Camagüey?

Puede que no haya algo tan complicado en la historia local como el propio nombre de la ciudad de Camagüey. Eso, sin contar fechas de fundación, trasiegos, encuentros con piratas, convivencia con bucaneros y esa enigmática sinrazón de convertirse de pueblo costero a mediterráneo por el gusto, parece, de encerrarse sobre si misma.

Admiró tanto a Cristóbal Colón la bahía descubierta al poniente de su ruta durante el primer viaje al nuevo mundo que, para distinguirla de otras ya conocidas, la denominó del Príncipe y de paso se la dedicó al hijo de los reyes españoles Fernando e Isabel.

Poco después con la campaña de conquista, las cartas náuticas llevaron a los capitanes de Diego Velázquez a la bahía renombrada, escogiendo como lugar de fundación de alguna aldehuela el árido promontorio de punta del Guincho, porque les pareció bien, como balcón y defensa de ese mar interior.

Así se levantó la aldea con el llamativo nombre de Nuestra Señora de Santa María a orillas del puerto del Príncipe. 

¿Cuándo se tomó esa decisión, en 1511, 1514 ó 1515?. ¿Febrero o junio? Existen documentos controvertidos que van de una a otra fecha pero con los que los locales hicimos papelillos para tomarnos y oficializar la conmemoración que nos pareció mejor; 2 de febrero del 1514.

Luego los avatares de la naturaleza forzaron el desplazamiento en busca de agua, dicen, hacia las márgenes del río Caonao, distante 90 kilómetros al oeste. Miremos bien este punto. ¿Por qué internarse en el bosque para ir a tanta distancia cuando cruzando la bahía, al otro lado de la calle como quien dice, tenían la magnífica desembocadura del río Saramaguacán?

En este espacio nos detenemos un minuto. ¿Hacia qué parte del Caonao se encaminaron los primeros colonos? Todas las crónicas que pudieron escribirse sobre esa marcha y el nuevo asentamiento debieron desaparecer  con el siguiente incendio de la villa, así que nunca sabremos porque los colonos abandonaron la seguridad y comunicación que les daba la costa para perderse tierra adentro. Hasta ahora la versión más repetida, pero no confirmada, es que ese segundo sitio tuvo lugar en una comunidad indígena junto al Caonao, próxima a la desembocadura.

Como esa villa no tardó en ser incendiada por indios rebeldes, los colonos debieron emigrar nuevamente, esta vez hacia el cacicazgo de Camagüey, a pocas horas de marcha llegaron para ser acogidos con bondad  por el cacique Camaguebax. Esa historia es muy bonita, pero no tiene fundamento y es en realidad parte de una leyenda, es decir, un rosario de leyendas porque si el traslado del Caonao a Camagüey duró pocas horas no pudo ser el Caonao de la desembocadura de ese río, debido a la enorme distancia entre uno y otro punto.

Ahora les digo que hace pocos años se descubrieron restos de una comunidad indígena con elementos de transculturación colonial a orillas del mismo río Caonao, pero hacia su nacimiento, en un punto rico de aguas donde concluye el arroyo Pontezuela y comienzan las alturas de San Felipe. Eso se encuentra a menos de 20 kilómetros  de  nuestra actual ciudad, recorrido  nada difícil de transitar en apenas ocho horas. ¿Será ese el Caonao de la historia real?

Otro tema que tenemos pendiente es la tradicional nominación de nuestra comarca como cacicazgo indígena. Permítanme decirles que en lo absoluto, no. En realidad no parece que haya sido así porque según las crónicas, el problema es que a la llegada de la conquista 1492, los aborígenes asentados en la región no conocían esa forma de gobierno. Lo más que alcanzaban los Tainos en esa época, era a ciertas relaciones familiares entre poblados, e incluso, puede que una o dos comunidades estuvieran bajo la orientación de un cacique, un consejo de ancianos o una persona de experiencia, pero solo para guiar alguna siembra, o dar consejos entre desavenencias domésticas, pero en nada como jefe máximo. Sin embargo los colonizadores, con la organización política que conocían en Europa, dieron al conjunto del territorio donde se asentaban esos nuevos poblados el nombre de cacicazgos, aunque estos no que estuvieran bajo la dirección de un cacique o mantuviera un control entre comunidades con todas las relaciones políticas, económicas y sociales que eso implica.

Sobre que el “cacique” Camaguebax acogió a los fugitivos proporcionándoles  tierras, es otra bonita leyenda, pero es de suponer que Camagüebax no existiera, al menos con ese nombre. Es muy sencillo; la desinencia BAX no existe en la lengua arahuaca.

Si nos fijamos bien en las formas conque acaban las palabras indígenas descubrimos que en realidad ese carácter no existe, pero son abundantes las desinencias registradas para nombrar a muchas comunidades, tal es el caso de Itabo, Mayanabo, Camaján, Maraguán, Caracuna y Caracamisa. 
Guáimaro, Sibanicú, Mamanantuabo, Curajaya, Maraguán, Canasí, Bainoa, Banao, Urabo, Cangilón, Jutía, Mabuya….     En fin, que entonces viene el otro problema, y es que según documentos del propio siglo XVI el nombre de Camagüey no aparece para nada en la región indígena, pero sí relaciona a aborígenes asentados en los pueblos de Guerayo, Tinama, Guanabacoa, Aguaycanama, y Aguay Guano.

Al entrar en este tema hagamos una observación. Esa es una cuestión difícil porque debemos recordar que los aborígenes cubanos no conocieron la escritura, y lo único impreso por ellos está en dibujos rupestres cuya interpretación desconocemos y además las relaciones de los colonos con los aborígenes fueron muy cortas, recuerde que los primeros se encargaron de hacer desaparecer a los segundos en poco tiempo. Eso significa que los nombres aborígenes llegaron a nosotros por boca de los conquistadores, o sea, como ellos creyeron escuchar esas palabras, o como las interpretaron, o como les era más fácil reproducirlas.

No es desacertado imaginar que en algunos de estos últimos se encuentre el nombre de nuestro territorio. Por facilidad de pronunciación los  españoles pudieron denominar a los aborígenes de esa zona como camagüeyanos en vez de aguaycanamos o aguayguanos.

Ahora bien, ¿qué podría significar el vocablo Camagüey?

Algunos especialistas aseguran que la voz Camagüa procede del árbol conocido por ese nombre, árbol  de madera dura natural de nuestros bosques, utilizado en construcciones que necesitan fortaleza, pero también puede que proceda de la  Camagüira, que es otro árbol silvestre, madera compacta, pesada y de grano fino que admite pulimento. Y como el prefijo CAM significar lugar donde hay..., o lugar abundante en...  Camagüey puede significar lugar donde abunda la Camagüa, o lugar donde hay Camagüiras.

De todas formas allí están los 497 años de testimonio histórico en los que no hemos  podido desentrañar en nada esa madeja, tal vez en el siguiente medio milenio podamos avanzar un poco. Con todo aquí está Camagüey con sus historias y leyendas. Con su luz, lealtad, fortaleza e hidalguía como aparece inserto en su escudo de armas. Ese es el Camagüey de siempre.

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